EL ESTRÉS Y EL AMOR EN LA RELACIÓN DE PAREJA


Mucho se ha dicho y escrito acerca del Estrés, y no cabe duda que en una época como la que vivimos, con cambios tan constantes y abrumadores a los que nos toca irnos adaptando y desadaptando, así como los compromisos y actividades en las que nos vemos envueltos en un día a día, donde muchas veces no somos ni capaces de hacer un alto para el descanso, el compartir y las muchas cosas agradables que también tiene la vida, entonces pareciera inevitable que el Estrés sea el denominador común en la vida de la persona moderna.

Normalmente al hablar del Estrés, el énfasis mayor se hace en los problemas de salud que suelen surgir en las personas, como consecuencia de las alteraciones que sufren nuestros dos grandes sistemas que se ocupan de mantenernos sanos, como son el Sistema Inmunológico y el Sistema Endocrino, lo cual es absolutamente cierto. Sin embargo, hay otras alteraciones que se van a presentar en nuestras vidas si no prestamos atención a la manera en que la estamos llevando y a cómo hemos podido permitir que grandes niveles de Estrés imperen en nuestra cotidianidad.

EL IMPACTO EN EL AMOR Y LA PAREJA
En esta ocasión quiero hacer referencia a las consecuencias que por el Estrés se pueden generar en el amor y por defecto en las relaciones de pareja. Es común escuchar que el amor es el sentimiento más noble que existe, pero también es sabido que este sentimiento no responde a una planificación racional, es decir, las personas NO planifican enamorarse de alguien, esto sencillamente ocurre. Sin embargo sí va a entrar la razón en el cómo llevar ese amor para que perdure y no se apague como una llama a la que le quitamos el oxígeno.

En la actualidad es muy común que ambos en la pareja cumplan roles laborales y profesionales que pueden muchas veces representar una demanda de tiempo, esfuerzo y compromiso que exigen más allá de lo que pueden dar, mientras que por el solo hecho de vivir en pareja, también han de cumplir una serie de responsabilidades propias de la relación, la familia, los hijos, etc. que igualmente pueden llegar a la sobre exigencia y caer en una fórmula sencilla generadora de Estrés, que no es otra que un desequilibrio que se va a presentar cuando las demandas a las que somos sometidos exceden a nuestra capacidad de reacción.

Este problema a su vez va a incidir en la estabilidad emocional de la pareja, generando discusiones que generalmente sólo suelen ser desahogos a las presiones que cada uno vive, para luego convertirlas en hábitos mal sanos en la relación. También se crean problemas en la intimidad y desavenencias varias que, de no tratarse y corregirse van poco a poco acabando con el amor, hasta que el daño es irreversible y lo que queda es la separación.

EL SEXO, UNA ALTERACIÓN COMÚN
Estando claros que nuestra mente es la que gobierna nuestro cuerpo, es de suponer que ante situaciones de angustia y ansiedad, propias de una vida estresada, el disfrute se va quedando de lado y en las relaciones de pareja, esto comienza a reflejarse precisamente en la disminución del deseo sexual. De manera que en el hombre y la mujer ocurre un desplome del deseo sexual, con un marcado desinterés por la pareja y el resquebrajamiento del frenesí y la pasión en la relación íntima.
Esta disminución en el apetito sexual, ocasiona que la frecuencia disminuye y se aparta cada vez más de los momentos en que ambos se buscaban para dar rienda suelta a unos originalmente desenfrenados deseos de hacer el amor, o por otra parte, actúa de una forma más dañina, cuando el acto sexual se convierte en una obligación, más que en un disfrute y por supuesto, dado que va contrario a la naturalidad del “querer y desear” por el “tener que”, comienzan a sumarse otros elementos que de igual manera son acrecentadores del Estrés, como son en el hombre, los problemas de impotencia o eyaculación precoz y en la mujer la incapacidad para llegar al orgasmo. Efectos que van a dificultar aún más la capacidad de sobrellevar una relación placentera.
En un acto sublime en la relación de pareja como es el hacer el amor, deben abundar en el cerebro las sustancias químicas que generan la tranquilidad, el placer y la alegría. De allí la importancia de apartar todo tipo de alarma o nerviosismo, que pueda producir la baja del deseo sexual.

MOMENTOS PARA ESTAR ALERTA
Existen momentos o etapas en la vida que pueden hacernos más susceptibles ante el Estrés y ante los cuales hay que estar más alerta. Con frecuencia, los casos de Estrés afectan al varón durante la etapa madura (a partir de los 35 años), no sólo porque su capacidad sexual se reduce, sino debido a factores de su entorno, como el incremento de la carga laboral o la presión familiar, que lo ponen en alta tensión. Igualmente, a partir de los 55 y 60 años, ocurren otros cambios en el hombre como la andropausia y la culminación de la etapa laboral. Lo primero hace que gradualmente disminuyan las hormonas sexuales, mientras que lo segundo, cuando no se ha planificado o han tomado las respectivas previsiones, suele ser un gran estresor, por no saber a qué dedicarse, qué hacer en esta nueva etapa de su vida y cómo mantener los ingresos económicos del pasado.
Por su parte en la mujer, y más específicamente con el nuevo rol que ha venido asumiendo en la sociedad actual, al alcanzar una independencia laboral y ocupar puestos de relevancia profesional, tienden a confundir su rol en las relaciones diarias en el trabajo con el encuentro sexual con su pareja. Esto hace que tiendan a adoptar muchas veces un papel masculino y perturbar así su capacidad de placer y de alcanzar el orgasmo.

CUANDO EL AMOR SE CONVIERTE EN ESTRÉS
También vale la pena traer a colación que el mismo amor, o mejor dicho, la manera como nos comportamos ante el amor, puede por sí misma convertirse en una fuente de Estrés que ha de llevar a la persona o a la pareja a sufrir
Y aquí, desde mi juicio, el problema mayor se presenta ante la inseguridad consecuente de problemas subyacentes, de uno de los miembros de la pareja que tiene mucho temor a perder a la persona amada, desatando una sobreprotección, inhabilitación del otro o hasta acosos que son insostenibles para una relación sana.
De manera que el amor se convierte en obsesión y lleva a la persona a colocar a su pareja en el lugar más importante y casi el único en su escala de prioridades. Convirtiendo así la relación en una dependencia emocional hacia su pareja, al extremo de creer que no podría vivir sin el otro, intentando hacer todo tipo de actividades con la otra persona, llamando continuamente y controlándola a través de mensajes, como asegurando que siempre esté “ahí”. Por supuesto, es fácil imaginarnos el nivel de Estrés que se presentará en una persona que desarrolla este tipo de obsesión, al extremo de anularse a sí mismo para subordinarse completamente a su pareja, generando una relación que pasará a ser insoportable tanto para el miembro que sufre de la obsesión, como para la contraparte que se ve sometida a tales niveles de presión y tensión.

INYECTANDO LA RAZÓN AL AMOR
Como cita Walter Riso en su libro “Deshojando Margaritas”, en su distinción entre “el amor pasional, el amor racional y el amor incondicional”, sólo el amor “racional” podrá ser exitoso para mantener en el tiempo al mismo amor y por supuesto una relación de pareja dentro de lo que podamos llamar funcional y emocionalmente estable. Y es que, como hice mención al principio, el amor no se planifica, sencillamente de acuerdo a las circunstancias va a surgir, pero serán las personas involucradas en ese amor quienes han de estar alerta a todas las situaciones que se van a presentar en la dinámica de la relación y fuera de la relación.
En el caso que nos motiva este artículo, por supuesto el aspecto más importante a abordar es el manejo del Estrés y no permitir que éste sea un elemento discordante que puede a la larga matar al amor. De manera que nos toca hacer una revisión de los distintos ámbitos, como el trabajo, la familia, el entorno social y político y por supuesto nuestra relación de pareja propiamente dicha y procurar detectar las situaciones que nos están llevando a generar y mantener un estado de Estrés permanente y tomar las acciones necesarias para contrarrestar su efecto, reducirlo o hasta eliminarlo de nuestra vida.

La vida será más placentera si estamos psicológicamente tranquilos. Por más compleja que pueda parecernos una situación siempre existe una salida. Por tal motivo, es de gran importancia escuchar o abrirnos a otros puntos de vista, esto nos mostrará otras alternativas para resolver todo aquello que vemos nublado y parece no tener solución. Siempre será importante reconocer que el amor requiere atención para no perder el vínculo que nos une con nuestra pareja.

Gerardo J. Velásquez D.